El escritor y lingüista José Espunyes explicó que la localidad de Peramola participó activamente en la revuelta campesina, iniciada en Sant Martí Sarroca (Barcelona), contra el aumento de los tributos de guerra que debían pagar al ejército que estaba al servicio del rey Felipe V. de hecho, la población habría sido considerada «la cuna comarcal de la rebelión» y, tras conseguir bloquear durante nueve días del llamado Regimiento de Guipúzcoa en Oliana, terminó sufriendo, como consecuencia, el orden de degollar y colgar a varios de sus vecinos y de la crema del pueblo, que en aquel momento tenía entre 80 y 90 casas.
Los informes de guerra que se conservan en Madrid, en el archivo histórico nacional, corroboran los hechos del 25 de enero de 1714 y la crueldad de los mismos, según Espunyes. Un ejemplo es la carta que el militar borbónico flamenco Jean François Nicolas Bette, marqués de Lede, envió a Felipe V, donde dice que «atacar a unos rebeldes en Peramola, a los que mandó colgar, y prender fuego al lugar», añadiendo que esperaba que «pronto estaría todo quieto». Para el escritor es obvio que esto terminó pasando porque «si matas a la gente, la degollado y pones fuego al pueblo, evidentemente que estarán de quietos», remachó. Finalmente, ha relacionado la repercusión que tuvieron los hechos con un dicho popular que aún perdura en los municipios de Puentes o de la Baronia de Rialb (Noguera), donde se utiliza la expresión «sabrás quién metió fuego a Peramola» cuando se quiere intentar disuadir a alguien de hacer una acción determinada.